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miércoles, 1 de febrero de 2017

Ha llegado la hora: Tamales para todos en el día de la Candelaria

     
Todos aquellos que en la rosca de reyes tuvieron la fortuna de encontrarse un niño Dios en su rebanada, tendrán este jueves la ocasión de cumplir con el mandato tradicional de obsequiar a sus comensales con el típico platillo de los tamales.
Esta tradición centenaria que se celebra en México entre la numerosa feligresía católica, es un ejemplo más del singular sincretismo que se vive en el país. En esta sencilla celebración, se conjunta un alimento mexicano tradicional: el maíz, elaborado en forma de tamal, con una advocación mariana de las más significativas.
En efecto, cada dos de febrero se celebra a la Virgen de la Candelaria, que no es otra sino la propia Virgen María que en 1392 se apareció ante dos nativos guanches de las Canarias. La Madre del Salvador llevaba entre sus manos una candela o vela encendida, razón por la cual se le adjudicó el sobrenombre de la Candelaria, es decir, la que lleva la candela.
La tradición marca también que el dos de febrero fue el día en que se presentó al Niño Jesús al Templo, tras guardar la Virgen su cuarentena a partir del 25 de diciembre, día del natalicio del Niño Dios.

Cuarenta días de fiestas: desde Navidad hasta el día de la Candelaria


De modo que la grey tiene una larga serie de fiestas sagradas a partir de la víspera de Navidad hasta el dos de febrero: el nacimiento de Jesús, la visita que le hicieron los Reyes Magos, y su presentación al Templo.
Tenemos entonces ya explicado y comprendido uno de los elementos esenciales de la “tamaliza” que los mexicanos tienen al iniciar febrero. El otro ingrediente de la festividad son los autóctonos tamales.
El arqueólogo Karl Tauber opina que los tamales son originarios de la cultura maya, específicamente del Petén, que los creó en el año 100 antes de nuestra era. A partir de ahí se divulga su elaboración a toda Mesoamérica, volviéndose una vianda muy popular debido a la sencillez de su preparación.
Básicamente es el tamal una pieza rectangular hecha a base de pasta de maíz; suele ir rellena de carne y acompañada con salsas, chiles, o fruta dulce. Se acostumbra envolverlo en hojas vegetales, ya sea de mazorcas de maíz, de aguacate, de plátano, de tlanepa o de maguey.
Los aztecas tenían en alta estima al maíz, alimento básico de su dieta. Creían que el maíz se sacrificaba por alimentarlos, dejándose someter a crueles torturas para convertirse en deliciosos platillos. Por ello, cada ocho años le dedicaban una festividad de siete días de duración: el Atamalcualiztli. En ellos sólo comían tamales simples o tamales de agua, hechos con maíz que no había recibido el proceso convencional a base de chile y sal.
En opinión del clero católico, el consumo en este dos de febrero de tamales y atole, es un signo de preservación de la identidad cultural mexicana, nación devota que sabe combinar una festividad importante como la presentación de Jesús en el Templo, con elementos propios de la gastronomía local.
Averigua más en: https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-la-iglesia-celebra-la-fiesta-de-la-candelaria-35450/

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