Muy a pesar de que el término islamofobia es rechazado con
indignación por los críticos del Islam, el hecho es que existe en el mundo un
auge de actitudes condenatorias y hostiles hacia los musulmanes en general.
Baste recordar cómo Donald Trump ha intentado vetar la entrada a territorio
estadunidense a ciudadanos de varios países poblados mayoritariamente por musulmanes.
La islamofoia, o el miedo irracional hacia los musulmanes y
el Islam, es especialmente fuerte en núcleos cristianos que ven en los
musulmanes un bloque monolítico que trata de adueñarse del mundo. A pesar de
que el islam es una religión abrahámica, que reconoce como a un precursor a
Abraham (al igual que el judaísmo y el cristianismo), mucha gente cree que el
islam es muy diferente a otras culturas y creencias monoteístas.
Especialmente en Europa, muchos ciudadanos creen que los
musulmanes son primitivos, retrógrados, irracionales, bárbaros y sexistas. El “islamofóbico”
generalmente cree que los árabes son todos musulmanes, y piensa que todos ellos
son violentos y hostiles, dispuestos al choque violento con Occidente.
Todo esto da por resultado una política de discriminación
contra los musulmanes, e incluso contra árabes laicos y cristianos.
Para la británica Laureen Booth, cuñada de Tony Blair, el ex
primer ministro, los medios masivos se han empeñado en sembrar en Europa y
América la idea de un islam malgno y violento que ahora simplemente no pueden
desdecirse.
Laureen opina que blogueros irresponsables, capaces de
acusar a Barack Obama de ser un yihaddista traficante de drogas, montaron una “noticia”
acerca de una mezuita construida cerca de los restos de las Torres Gemelas. Los
blogueros mostraban indignación ante lo que consideraban una ofensa hacia las
víctimas del 11-S. Luego, grandes medios como NBC, CNN y Fox News.
Ante la masiva
migración de sirios hacia Europa por la guerra contra el Daesh, mucha gente
acepta fácilmente las versiones de un alto incremento de la criminalidad, especialmente
de violaciones hacia mujeres suecas. El clima de xenofobia, especialmente
islamofobia, ha ido en aumento en ese continente, y la hostilidad hacia árabes
y musulmanes en general es ya recalcitrante en algunos sectores.
Pero la pregunta ahora es ¿está justificada la imagen
demoníaca que se ha forjado acerca de los musulmanes? Para ayudar a responder
esta pregunta será útil considerar algunos hechos.
Los musulmanes lograron un gran desarrollo de las ciencias y
la tecnología mientras Europa estaba en la Edad Media. Carentes de ciertos
prejuicios religiosos de los cristianos, los musulmanes estudiaron a fondo el
cuerpo humano, con lo que realizaron muy importantes contribuciones a la
medicina.
Muy al contrario de la fama de destructores que se les trata
de atribuir, los musulmanes preservaron las obras de los sabios de la
antigüedad, a pesar de no ser islámicos. Tradujeron las obras de los
científicos clásicos acerca de astronomía, medicina, física y matemáticas, con
lo cual incrementaron su saber y transmitieron luego a Occidente esos
conocimientos por medio de la conquista.
La literatura, la poesía y la narrativa sobre todo,
alcanzaron gran auge en los países islámicos durante la Edad Media y los dos
siglos posteriores, divulgándose mundialmente Las Mil y una Noches, una de las
grandes joyas literarias de la humanidad.
El talento artístico de los musulmanes no se frustró ante la
prohibición religiosa de representar el cuerpo humano. El ingenio de los
arquitectos se volcó a crear singulares y espectaculares diseños.
Mientras en otras partes del mundo el analfabetismo es
dramático, los musulmanes se esfuerzan por enseñar a leer a todos sus niños,
pues así podrán estudiar el Corán.
Los comerciantes musulmanes fueron el vínculo de Occidente
con los avances de la tecnología china, como la pólvora y el papel.
Gran parte del léxico del idioma español proviene del árabe.
Este idioma ha aportado mucho a la gran riqueza del vocabulario de nuestro
idioma.
Los técnicos musulmanes perfeccionaron los sistemas de
riego, los jardines y las técnicas agrícolas.
Abu l Hassan Ali ibn al Hussain al Masudi, nacido en el
siglo IX en Bagdad, e Ibn Batuta, marroquí del siglo XIV, fueron grandes
exploradores que no quedan a la zaga de Marco Polo. Descubrieron extensas
comarcas antes desconocidas para cristianos y musulmanes y consignaron sus
aventuras en interesantes libros. Abu escribió Muruj adh dhahab wa maadin al
jawhar, libro que habla sobre “los prados de oro y las canteras de joyas”, obra
de “solamente” 30 tomos donde da un relato pormenorizado de sus aventuras.
Pero tal vez el mayor beneficio que ha recibido Occidente de
sus incomprendidos primos musulmanes, es que los pueblos islámicos recibieron
gran parte del ataque de las hordas de Gengis Khan. Sin la resistencia de los
árabes, afganos, sirios y demás musulmanes a la conquista y ocupación de los
mongoles, Europa habría sido sojuzgada por el Khan, y entonces sí habría sabido
lo que es ser sojuzgada y vejada por extranjeros.