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Rocio art

miércoles, 22 de marzo de 2017

El misterio de las marcas del rostro de la Virgen de Czestochowa


El Papa Juan Pablo II será recordado por su enorme liderazgo dentro de la Iglesia Católica y su gran influencia en la política mundial. Uno de los hechos más destacados de su papado fue que se convirtió en el primer papa no italiano en siglos.
Su nombre secular era Karol Wojtyla, y nació en Polonia en la primera mitad del siglo pasado. Como fiel católico polaco fue un gran devoto de la Virgen María, en su advocación de la Virgen Negra de Czestochowa.
La imagen en cuestión es una pintura sobre madera que representa a la Virgen María señalando hacia el niño Jesús, mientras lo carga con el brazo izquierdo, como indicando que haca él debe dirigirse toda adoración, entre tanto, Jesús ladea un poco la cabeza hacia la derecha del espectador mientras hace un gesto de bendición. La Virgen viste un manto verde y está cubierto con flores de oro.
 Lo más destacable es el color oscuro de la piel de ambas personas, y el contraste de éste con la escasa pigmentación de la raza eslava. Los polacos y demás pueblos eslavos son caucásicos muy blancos y es notable la apertura mental que demuestran al venerar una Virgen y un niño Jesús de rostros oscuros.
Esta advocación es venerada por prácticamente todos los católicos polacos, teniendo también muchos devotos en Ucrania y en el mundo entero.

Entre la tradición y la leyenda


Según las antiguas tradiciones, fue San Lucas quien pintó la imagen de la Virgen María, valiéndose para ello de la superficie de una mesa de madera. Los cristianos la habrían llevado hasta Polonia, a través de Constantinopla.
Sin embargo, esta jerarquía de la imagen no la ha puesto siempre a salvo de ataques de hostiles invasores. Un soldado husita atacó la imagen a sablazos; para su asombro la imagen empezó a sangrar profusamente; cuando se disponía el agresor a continuar su atentado, cayó fulminado y terminó muriendo dramáticamente entre estertores.
Más tarde un incendio consumió la iglesia donde estaba alojada la imagen, como si quisiera proteger al templo y a los fieles, la imagen absorbió el fuego, que dejó de dañar e resto del inmueble, dañando severamente la pintura.
Los ataques, el incendio y el paso del tiempo dañaron tanto a imagen que se decidió restaurarla. No obstante, los productos empleados en la restauración resultaron inadecuados para el trabajo, corroyendo la imagen de la Virgen al punto de disolverla.
Fue necesario repintarla por completo. Ante el asombro de la feligresía, aparecieron en el rostro de la Virgen Negra las marcas del sable del husita. En diferentes ocasiones se ha intentado eliminar las cicatrices, pero siempre resurgen de manera sobrenatural.

Los hechos comprobados

El rey Jan Kazimierz

Es oportuno recordar que la Iglesia Católica no avala oficialmente las tradiciones religiosas populares sino tras una rigurosa investigación. Más allá de la leyenda, los hechos comprobados por los investigadores son desconcertantes. Lo cierto es que, efectivamente, la imagen ha sido plasmada sobre madera, y su primera elaboración se estima alrededor del siglo XIII, y es posible que haya sido restaurada a fines del siglo XIV. Los invasores husitas en efecto, dañaron el icono en 1430. Debido a ello ha sido imposible datar científicamente la hechura de la imagen original.
   Si bien posteriores restauradores del siglo XV decidieron rehacer por completo la imagen, conservaron la madera sobre la que estaba la Virgen original, ya que es considerada una reliquia sagrada, la cubierta de una mesa de la casa de la sagrada familia, usada por el apóstol Lucas para pintar a Jesús y su madre.
Los profusos ornamentos de la imagen hacen pensar a los críticos de arte que el icono fue decorado por un artista de Occidente, probablemente un discípulo de Andrea Vanni, artista italiano de la escuela de Siena.
En el siglo XVII la ambición expansionista Suecia la empujó a lanzarse a la guerra contra Polonia. La leyenda atribuye a la Virgen Negra de Czestochowa que, para salvar el monasterio de Jasna Góra, hizo caer un diluvio prodigioso. Este hecho cambió el curso de la guerra. Llenos de gratitud, el rey polaco Jan II Kazimierz Vasa, coronó a la Virgen Negra como Reina y Protectora de Polonia en 1656.
Lo que no ha sido posible esclarecer satisfactoriamente es el detalle de las cicatrices. No son dos como enseña la tradición, sino al menos tres  arañazos los que muestra el rostro sagrado en la mejilla derecha: dos verticales y paralelos entre sí, y uno más que surcan la mejilla horizontalmente, tocando las dos primeras marcas. Además de esos arañazos, la imagen presenta seis más en el cuello.
Para la grey la cuestión no tiene demasiado misterio: los rasguños son una muestra palpable de que la Virgen comparte los sufrimientos del pueblo, y demuestra con esos daños el dolor que siente ante las penurias y miserias de la humanidad.

De Océano a Océano

Vladivostok

No sólo católicos, sino también los ortodoxos rusos muestran gran respeto y veneración hacia esta imagen. Por ello fue posible que en el 14 de junio de 2012, una réplica de la imagen sagrada partiera en una muy peculiar peregrinación internacional llamada “De Océano a Océano”. Salió de Vladivostok, en la parte oriental más lejana de Rusia, y desde allí recorrió miles de kilómetros por lo que antes fue la Unión Soviética, llegó al occidente de Europa y finalizó el largo recorrido en Fátima, Portugal. La causa de los organizadores y participantes fue la defensa de la civilización de la vida.